Un paseo con muy buen humor
El aire de la costa es un potente aerosol rico en yodo y ozono, que contribuyen al descenso de la presión arterial. Además también es muy elevada la concentración de iones negativos (50.000 por metro cúbico, frente a los 500 de la ciudad), unas partículas cargadas de energía que actúan como relajante y favorecen la producción de serotonina, el neurotrasmisor responsable de la sensación de bienestar. Cuando el mar está agitado, la cantidad de micropartículas se multiplica por 10 y también su acción calmante.
Un baño antiestrés
El magnesio del agua del mar es un tranquilizante natural que actúa sobre la transmisión nerviosa, con un efecto antiestrés, mejora los estados de ansiedad y contribuye también a la relajación muscular. El litio levanta el estado de ánimo y funciona como antidepresivo.
Y unos ejercicios relajantes
Para potenciar el efecto masaje de las olas y conseguir relajar y tonificar los músculos, túmbate de espaldas con un flotador bajo la nuca y otro bajo las rodillas. Comienza por estirar un brazo lo más lejos posible detrás la cabeza y deja que regrese lentamente junto al cuerpo. Con cuatro repeticiones por brazo, la columna se distiende. Después, separa hacia un lado primero una pierna y luego la otra, todo lo que puedas, con la punta del pie estirada. Alternar la contracción muscular con la relajación, aligera las piernas.
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