Desde 1957, la historia entre el célebre cronógrafo Omega Speedmaster y el mundo de los deportes del motor y la adrenalina tiene varias páginas llenas de victorias, prestigio y glamour. Su diseño y las prestaciones con las que ya contaba desde ese entonces, hicieron de la exquisita pieza de tiempo la favorita de pilotos tanto hombres como mujeres.
Su inmejorable capacidad de calcular la velocidad de los autos de carrera, su estética y el hecho de estar ligado al mundo motor, sirvieron de inspiración para distintas innovaciones en los coches de ese entonces (como, por ejemplo, los salpicadores de los autos italianos).
Hoy, muchas décadas después de su primera versión, Omega lanza al mercado a manera de homenaje a tal relación entre la macro y micro ingeniería, el modelo Omega Speedmaster Racing; un cronógrafo igual de innovador y exacto que su antepasado, pero con el respaldo de mucha más experiencia en el sector, un prestigio bien ganado y lo último en tecnología en el buen arte de hacer relojes.
El cronógrafo Omega Speedmaster Racing cuenta con una caja de acero de 40 mm, adornado con un anillo de aluminio negro mate en el bisel. En el fondo de la caja yace majestuoso el ilustre emblema del hipocampo; y está disponible con la escala taquimétrica en colores gris, gris y rojo o gris y amarillo…