Holanda es un país que posee una sensibilidad única en materia de diseño contemporáneo. Desde la moda y el interiorismo hasta la música y los nuevos medios de comunicación, este sector de la industria rebosa de talento. En el segmento creativo, nada más y nada menos, trabajan unas 150.000 personas, siendo los diseñadores quienes constituyen el 6,5% del empleo del país.
Droog Store Luminaria Cluster por Joel DegermarkCon más de 15 escuelas y universidades que imparten títulos en la materia, su enseñanza superior se ha convertido – por sus metodologías y conexión con la práctica profesional – en un concepto a nivel mundial conocido bajo el nombre de “Dutch Design”. En materia de equipamiento, este movimiento se ha hecho famoso por cuestionar los modelos del razonamiento más ortodoxo y por producir los muebles y objetos más inesperados que se pueden ver hoy día.
Cajonera Chest of Drawers por Tejo RemySu primera aparición mediática fue en 1993 en la Feria del Mueble de Milán. Allí un colectivo de diseñadores holandeses, unidos bajo el nombre de “Droog Design”, presentaron tan sólo 16 productos que lograron lo impensado. La palabra droog, que significa “seco” en holandés y que esencialmente se refiere a “hacer lo normal”, fue la que mejor representó la muestra. En aquel lugar se vio que el diseño tenía la fuerza de un manifiesto.
Healing Chair por Jurgen BeyLos diseñadores no pretendían mejorar la función de un producto, sino cambiar el significado del mismo a través de sus ideas. El concepto fue el de descontextualizar objetos cotidianos y aparentemente insignificantes, para dotarlos de una nueva personalidad. A partir de allí, el Dutch Design se ha convertido en referencia para toda una generación de diseñadores y en un fenómeno mundialmente aplaudido.
Radiador Heat Wave por Joris LaarmanPero ¿cuáles son las características esenciales de esta vertiente del diseño nórdico? En primer lugar, esta clase de productos se reconoce de inmediato porque buscan atraer a los usuarios a través de una experiencia lúdica y amena. Los productos expresan una simplicidad formal y un refinado sentido del humor que incluso coquetea con las esferas del arte. Pero por sobre todo, presentan en su diseño signos de frescura, vitalidad, trasgresión, ingenio, provocación, atrevimiento e irreverencia. Por ello, en el rostro de quien los observa se dibujan sonrisas y algunas risas espontáneas.
Luminaria Chandelier por Rody GraumansOtra tendencia de este diseño es la economía de recursos y el uso de materiales diferentes o reciclados. En contraposición a la exuberancia y el exceso de los años ´80, los diseñadores se volcaron a un nuevo sistema de valores basado en la economía de los materiales. Así muchos de sus objetos celebraran el ingenio y la pobreza del medio, elevándose a una nueva filosofía estética y a un concepto de diseño políticamente correcto: el de conseguir el poder de la inferioridad, trabajando con materiales humildes e interpretarlos como si fueran preciosos.
Armario Scrapwood por Piet Hein EekUna tercera característica es que, a pesar de toda la libertad y originalidad, los principios analíticos y racionales siempre han convivido con diferentes grados de protagonismo en la historia del diseño holandés y ésta no es una excepción. El ejemplo más representativo fue la obra de los miembros del “De Stijl”, un grupo de diseñadores y artistas – entre los que se encontraban Piet Mondrian y Gerrit Rietveld – que en las primeras décadas del siglo XX tuvieron gran influencia en el clima artístico del país. Actualmente, casi todas las empresas de diseño neerlandesas buscan una manera para reflejar la claridad, austeridad, funcionalidad y equilibrio iniciado por el movimiento De Stijl.
Banco Tree Trunk por Jurgen Bey Luminaria de pie Set Up Shade por Marcel WandersEn cuánto a los nombres de esta tendencia holandesa comenzada a principios de los años ´90, sin duda el autor más prolifero y destacado del ambiente es el interiorista y diseñador Marcel Wanders. Él también es el cofundador de la firma Moooi, una marca carismática y original con un diseño que resulta fresco, reparador y trasgresor. Por su parte, dentro del colectivo Droog Design los más destacados son: Richard Hutten, Hella Jongerius, Jurgen Bey, Tord Boontje, Tejo Remy y el Studio Job. Mientras que entre los diseñadores independientes se encuentran Nicolette Brunklaus y Piet Hein Eek. Todos y cada uno de ellos son triunfadores con su estilo único en gran parte del mundo porque simplemente se presentan como una golosina para el mercado ávido de novedades.