Con una vista panorámica de Estambul que parte de la antigua basílica de Santa Sofía hasta el palacio de Topkapi, Mikla, considerado por muchos como el mejor restaurante de esta antigua metrópoli, reserva para sus comensales delicias que revelan el entusiasmo de la cocina anatolia, nativa y balanceada, al mismo tiempo que embruja con una atmósfera dueña de tonos cálidos y acogedores.
Fundado en el año 2005, Mikla está localizado en la terraza del hotel Marmara Pera en la bella Estambul, en el extremo occidental de Turquía. Este restaurante sobresale por el tratamiento dado a su carta la cual, en un inicio, estaba directamente enfocada a una fusión entre la comida turca y escandinava, heredada por su dueño y chef principal Mehmet Gürs. Luego, ya en el año 2012, Gürs lanza su visionaria cocina anatolia tomando muy en claro el respeto por el origen y naturaleza de los productos que la conforman, mientras son sujetos a técnicas de preparación tanto tradicionales como modernas.
La carta está dividida en: menú (entrada, segundo y postre), menú de degustación (conformado por siete platillos) y una amplia lista de vinos. Entre los ingredientes podemos encontrar: aceite de oliva y vegetales, hamsi crocante, pulpo del Egeo norte, cebollas caramelizadas, entre otros. De otro lado, Mikla goza de un diseño interior muy atractivo con un resuelto carácter urbano. La mayoría de superficies son de madera, de apariencia robusta, mientras que los asientos de la barra exhiben un atractivo metal plateado, creando así un diálogo entre ambas texturas.
El piso de la terraza está revestido con cerámicos, cuyo tono claro combina con grises difuminados. Aparte, la iluminación establece cálidos contrastes y sombras profundas. El fulgor de la luz exterior aporta nuevos tonos que equilibran y liberan tensiones. Asimismo, al estar ubicado en lo alto de un edificio los espacios se mantienen frescos y ventilados. Mikla tiene un bar al aire libre que da la certeza de haber llegado lejos.
Con aroma a jazmín y la briza del barrio Gálata, que rodea el Marmara Pera, se llega a pensar que es inevitable obtener lo que uno quiere si se lo propone. Además, el registro de una piscina exterior junto a la suave melodía que reproduce un hábil DJ complementa la impresionante vista panorámica de la antigua Constantinopla, dejando a todos los visitantes con ansias de permanecer en Estambul unos días más. Via @Luhho
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