Actualmente el baño no sólo tiene una utilidad práctica, sino también estética, y se ha convertido en un lugar que invita a disfrutar y relajarse. Por ello, debe ser un espacio armónico que, además de cumplir sus utilidades básicas de higiene y aseo personales, proporcione esa buscada sensación de bienestar.
Si disfrutas de un espacio grande y prefieres el baño a la ducha, no dudes en decantarte por una bañera descubierta que aportará un toque clásico y moderno a la vez. Y sin aún dispones de espacio suficiente, los lavabos dobles ofrecen mucha más independencia y comodidad.
Si, por el contrario, el espacio es reducido, prescindiendo del pie del lavabo tendrás más espacio. Bajo el lavabo pueden colocarse cestos y baúles o un mueble con amplios cajones y/o puertas. Éstos son excelentes para guardar en ellos todos los productos de cuidado personal, permitiendo mantener el orden.
Los azulejos claros le darán más luminosidad y brillo. Además, los colores blancos y crudos en el baño siempre están de moda.
Los accesorios de aseo colócalos en cestos o sobre una bandeja y acompáñalos de unos jabones clásicos. De esta manera también formarán parte de la decoración.
Enrollar las toallas es una buena y bonita forma de organizarlas.
Con las alfombras redondas conseguirás una gran ventaja: nunca se ven descolocadas.
La grifería clásica vuelve a estar presente en los baños más modernos, pues no sólo lo minimalista lo es. Y encanjan a la perfección en el estilo rústico.
La madera en el baño hace que el lugar recuerde a un spa, lo que añade aún más relajación al momento del baño.
Introduce la cultura Zen en el baño con velas aromáticas, piedras, troncos de bambú (que resiste bien la humedad y los cambios de temperatura), orquídeas… Con un aire Zen crearás un ambiente muy relajado.