Hacia mediados del siglo XX el estilo llamado generalmente “nórdico” o “escandinavo” inundó el mundo, con diseños de tal calidad que trascendieron el tiempo. Este estilo respondía a la necesidad de crear interiores cálidos, confortables y acogedores para soportar las duras condiciones climáticas del norte europeo, en particular Finlandia, Suecia, Noruega y Dinamarca.
La lámpara PH Artichoke (literalmente, alcachofa o alcaucil), creada por Poul Henningsen en 1958 para la compañía Louis Poulsen constituye uno de los diseños de lámparas más icónicos.
La Artichoke fue diseñada para el restaurante Pabellón Langelinie de Copenhagen, donde se instaló por primera vez y donde todavía está en uso. Desde ese momento, y hasta ahora, la Artichoke se transforma en una protagonista allí donde se la ubique, proeza de permanencia en el tiempo que solamente los grandes diseños logran.
Una de sus características más celebradas es que es capaz de proyectar la luz de forma difusa y sin reflejos molestos -desde ningún ángulo- gracias a la cuidada disposición de sus 72 hojas. Estas, están sujetas a una estructura interna de 12 arcos de acero, formando 12 círculos con 6 hojas en cada uno. Como cada fila de hojas está ligeramente desplazada respecto a la anterior, las hojas se cubren unas a otras y evitan que pueda verse la luz interior.
Esta lámpara sigue comercializándose actualmente en acabados cobre, blanco y acero inoxidable. Su precio es variable dependiendo de su tamaño (hay 3 tamaños disponibles). Su peso es considerable, por lo que debe sujetarse con cables de acero.
Cuando se cumplió el 50 aniversario de esta lámpara, Louis Poulsen lo celebró ofertando 50 unidades de la mayor PH Artichoke con hojas bañadas en oro.