Café Lexington | Decorar Una Casa

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Café Lexington

El terciopelo es el material que personaliza este bar en Barcelona Café Lexington, transformándolo en un local de regusto clásico que, mediante un ligero desplazamiento, se transforma de cafetería en coctelería rentabilizando el negocio y facilitando su conexión espacial con el espacio urbano.

“Cafetería de barrio, con pastas y bocadillos durante el día y bar de copas cuando llega la noche, el Lexington posee el aire atemporal de los modernos clásicos.”

Café Lexington en Barcelona

Cafetería de barrio, con pastas y bocadillos durante el día y bar de copas cuando llega la noche, el Lexington posee el aire atemporal de los modernos clásicos con la voluntad de reponer parte de la tradición cosmopolita de las coctelerías barcelonesas. Ubicado en los bajos de una finca del Ensanche barcelonés, el local consiste en un pasillo, estrechado en su parte central por el núcleo de escaleras de la finca, que se abre en la parte trasera, al llegar al patio interior de manzana.

“Cafetería de barrio, con pastas y bocadillos durante el día y bar de copas cuando llega la noche, el Lexington posee el aire atemporal de los modernos clásicos.”

Se toma la cota del altillo como referencia para dibujar en sección una línea continua que recorra el perímetro del local dividiéndolo en dos partes

Se toma la cota del altillo como referencia para dibujar en sección una línea continua que recorra el perímetro del local dividiéndolo en dos partes. En la sección transversal se perfilan dos “U” contrapuestas. Una de madera oscura que abraza al cliente y otra que actúa de “bóveda” y tiñe de oro todo el espacio. Debido a la tipología de local, la sala queda dividida en dos partes muy diferenciadas; una en relación directa con la calle, donde se sitúa la barra, y otra en relación con el interior de manzana. A pesar de ello se pretende acentuar ciertos ejes visuales, como el que permite que desde el acceso se tenga la percepción de las dimensiones totales del local y su relación con el interior de manzana.

Marcos Catalán, de obra en obra, ha demostrado dos habilidades fundamentales que aquí, sencillamente, estallan y caracterizan el proyecto: muebla bien e ilumina mejor. Zócalo, bancos, pocos elementos fijos más. Las mesas: sencillas, del color adecuado, cuadradas las más, punteadas por mesas redondas allí donde le interesa crear un punto singular. Dilata y comprime el espacio a placer. Lo clava o lo hace continuo cuando le conviene. Las sillas: Eiffel Chairs diseñadas por el matrimonio Eames.

Las Eiffel Chair tienen las patas de madera, y se relacionan muy bien con el pavimento de pino. A destacar el pavimento: Marcos me lo mostró caminando, y, orgulloso, remarcó el sonido. Para él son fundamentales los crujidos de la tarima, los pasos amortiguados, esa sensación a la vez doméstica y furtiva: la buena arquitectura se percibe con el oído.

“Cafetería de barrio, con pastas y bocadillos durante el día y bar de copas cuando llega la noche, el Lexington posee el aire atemporal de los modernos clásicos.”

Para diseñar el carácter del local se ha recurrido a los valores que transmiten algunos interiores de referencia en Barcelona

El altillo, que se mantiene sin derribar, se destina a almacén. Para diseñar el carácter del local se ha recurrido a los valores que transmiten algunos interiores de referencia en Barcelona: el confort elegante de las coctelerías, la tradición de los cafés, la manera de hacer de los bares de siempre, la iluminación por zonas generando “claroscuros” o el color ocre que potencia la luz de tungsteno y transmite el recogimiento de un hogar. Los materiales de la intervención son los mínimos posibles: La madera de pino y el color dorado. El latón y el acero configuran elementos puntuales como la barra y las carpinterías. El terciopelo de las cortinas suaviza el ambiente, ayuda a mejorar la acústica y enfatiza la altura del espacio interior. Resulta divertido pasearse por allí, moverse y mirar a los diversos usuarios: parejas, grupos de amigos.

La iluminación es cambiante al servicio de la forma y la composición potenciando las proporciones, acentuando los rincones y ayudando a “dibujar” líneas que coinciden con las principales áreas funcionales. Una fachada de cristal, que evidencia la gran altura del local como reclamo para el peatón, se convierte, gracias al terciopelo, en un escenario teatral. En la calle no hay persiana metálica, ni aparatos de aire acondicionado que rebajen el dintel. El umbral está despejado y el terciopelo, corrido o recogido, anuncia el cambio de uso. Y de espectáculo.

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