Viñas a orillas del Duero, una Abadía milenaria, un hotel de máximo lujo: Hotel Abadía Retuerta LeDomaine. Así se resume la historia de este nombre que nace como referente de la Ribera del Duero y del hospedaje rural exclusivo en la primavera de 2012, tras su estudiada planificación y sus obras de acondicionamiento.
El negocio bombea desde la bodega, de gran tradición, pero es la Abadía del siglo XII, declarada Bien de Interés Cultural, la que determina la personalidad del hotel. Es en ella, entre sus muros románicos y barrocos, donde se define por mano de Marco Serra, el arquitecto al que se encargó la adaptación de los espacios sagrados.
Mucho antes, fue la hija del Fundador de Valladolid la responsable de todo al donar en 1145 “terra et vineas” a la iglesia, siendo la Orden Premonstratense la que construyera la Abadía de Santa María de Retuerta. El resultado respondió a la arquetípica planta benedictina de iglesia, claustro, refectorio, sala capitular y hospedería.
Marco Serra impulsó un tránsito sin fracturas traumáticas en el que se prima el diálogo tranquilo entre el equipamiento incorporado y la aportación de “quienes hablaron antes” que él. Respeto concienzudo, pues.
La yuxtaposición de las distintas edades del edificio aparece reconocible, del trabajo disciplinado del estilo románico al más libre del barroco. Lástima que, si bien quedó a salvo de la mano napoleónica, no pudo evitar a mediados del siglo XVII la acción devastadora de un incendio que obligó a su reconstrucción.
Por otro lado, la Abadía vio a lo largo del siglo XX cómo sus tesoros artísticos se vendían, por lo que el arte exhibido en la actualidad se ciñe sobre todo a la obra del escultor alemán Ulrich Rückriem: el altar de piedra dolomita de Anröchter, los monjes de la nave lateral, y los relieves murales y estelas custodiados en el jardín museo.
El hotel se completa con tres restaurantes -con el chef Andoni Luis Aduriz como fichaje estrella en calidad de asesor gastronómico y La Vinoteca como último e informal reclamo-, una sala de tratamientos y masajes, y varios salones de conferencias.
Por ahora, el buen tiempo permite sentarse en la terraza del patio o disfrutar de una mesa en el jardín del claustro. También verá la luz un completo spa y un par de piscinas, exterior e interior.
Para las habitaciones, muebles de nogal a medida, suelos de roble, paredes de estuco, televisores Loewe, mosaicos de piedra en los baños, mármol de Carrara en las júnior suites, y vistas a los viñedos.
Via: Notodohoteles
